Conejo

Características del Conejo



El conejo es un mamífero placentario que pertenece a la familia “lagomorfa” del orden “Leporidae”, la cual abarca otras especies como las liebres.

El origen de la especie de los conejos se remonta a la era terciaria, teniendo un origen común con los roedores (Rodentia), separándose luego en otro grupo denominado Lagomorfo (orden Logomorpha), este último entre otras cosas se diferencia de los roedores por poseer cuatro incisivos en la parte superior y dos en la inferior, además de que poseen una capa de esmalte que recubre ambas caras de la dentición, así como características anatómicas similares a las de los artiodáctilos.

Los conejos poseen 44 cromosomas a diferencia de sus parientes más cercanos, (las liebres), que poseen 46 cromosomas, siendo una especie diferente a pesar de compartir características físicas similares.

Su reproducción es rápida debido a que las hembras son fértiles todo el año y a que su periodo de gestación es de alrededor de 33 días, teniendo crías desprovistas de pelaje, mismas que dependen de la leche de la madre hasta los 40 días, pudiendo tener varias camadas al año. Los conejos en estado adulto, tienen un tamaño promedio que oscila alrededor de los 35 a 40 centímetros y un peso de entre tres y cuatro kilos, llegando incluso hasta 50 centímetros y cinco o seis kilogramos en las especies denominadas gigantes.

Se conocen entre sesenta y setenta razas distintas de conejos que varían en sus características morfológicas gracias a factores como el clima, el aislamiento territorial, o la cruza influenciada por el hombre.

Aunque se cree que originariamente habitaban las regiones de Asia central y parte de Europa, según algunos hallazgos arqueológicos, el conejo actual tiene su hábitat natural en las regiones mediterráneas, en especial España y norte de África.

Esto produce una teoría sobre el nombre de España, según la cual los fenicios, España deriva de “I-she-fan-im, (Tierra de Conejos) que posteriormente se latinizó y pasó a ser conocido como Hisfania y luego a Hispania, (la actual España).

Es, gracias a los fenicios y posteriormente a los romanos, que el conejo se extendió alrededor del Mediterráneo y con posterioridad los europeos los llevaron a otros continentes, llegando incluso a ser una plaga en lugares tan distantes como Australia, donde llegaron a finales del siglo XIX.